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Arquitectos: Izquierdo Lehmann, Peñafiel Arquitectos, Raimundo Lira Arquitectos
- Año: 1997
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Fotografías:Izquierdo Lehmann
Descripción enviada por el equipo del proyecto. El proyecto está en un sector de Santiago que se urbanizó como barrio-jardín a mediados de siglo y que durante la última década ha sufrido un fuerte proceso de densificación con edificios en alturas de entre 7 y 20 pisos. El valor del suelo en esta zona ha llegado a ser el más alto de Santiago, del orden de los US$ 2.800 por m2. Este se hizo para un negocio inmobiliario cuya mejor rentabilidad estaba en vender el máximo construible de plantas libres de oficinas repetidas en altura, locales comerciales a nivel de calle y estacionamientos en subterráneos, construyendo las mínimas áreas comunes necesarias para servir adecuadamente las superficies vendibles.
A fin de contribuir lo menos posible a la disparidad volumétrica y formal generada por el crecimiento tan abrupto como mal regulado que caracteriza el barrio donde se habría de insertar nuestro edificio, quisimos proyectarlo como un volumen simple y claro, compuesto en lo principal por una torre de 17 pisos con forma de paralelepípedo regular, cayendo directamente al suelo en la esquina abierta a la plaza que lo enfrenta, abrazada por un volumen más bajo y cerrado, de 10 pisos, en sus dos lados opuestos contra los edificios existentes al interior de la manzana. Este volumen dio cabida a una superficie construida de 9.490 m2, un poco menor al cupo teórico del terreno, pero con una calidad adicional al beneficio urbano buscado, que sale de tener solo dos plantas-tipo, de 249 m2 y 678 m2 cada una, cuya silueta ortogonal y dimencionamiento permiten un óptimo aprovechamiento en la distribución interior de oficinas de doble y triple crujía, respectivamente.
El núcleo de circulación vertical se colocó en la crujía interior de las plantas grandes, que coincide con la crujía del lado oriente de las plantas más chicas en el volumen superior recogido, quedando abierto el tramo superior de las escaleras de seguridad. Por la trascara de estas escaleras cruzadas en forma de tijera, está la batería de ascensores que abre directamente al interior de las oficinas. Esta compacta solución del núcleo central es apta para la venta de pisos completos y permite disminuir la incidencia de las áreas comunes construidas respecto de las superficies vendibles del edificio.
Los pisos de oficinas, alcanzan a ser servido desde el perímetro por las redes eléctricas y de climatización y por terminales ubicados en el núcleo central junto a instalaciones para baños, de modo de poder prescindir de cielos falsos, con la consiguiente ganancia de altura interior y número de pisos. Las losas, postensadas, salvan grandes luces sin resaltes de vigas y quedan apoyadas en su perímetro, los muros del núcleo central y solo cuatro pilares en las plantas grandes y uno en las chicas, consiguiendo superficies de ocupación muy flexible con grandes áreas despejadas de elementos estructurales. La existencia de antepechos facilita la colocación del mobiliario de oficinas y da cumplimiento a las normas de protección contra incendios. Estos contienen los avances horizontales de los ductos de climatización y de electricidad.
Las fachadas de la torre muestran la mera superposición de pisos abiertos al máximo a la luz natural y a las vistas lejanas con ventanales corridos. Los antepechos son vigas invertidas soportadas por la mínima repartición de pilares cilíndricos, según la luz que la sección de estas permite salvar y la distribución variable de cargas en la altura del edificio. Los cristales de alto rendimiento especificados permiten holgadamente el control térmico del edificio sin necesidad de quiebrasoles, recurrido tópico en el diseño de fachadas al poniente, dejando el interés del volumen arquitectónico más bien centrado en la solución y expresividad de la estructura, que ha quedado expuesta al colocarse por fuera de la piel de cerramiento. Hemos preferido una arquitectura con cuerpo, espesor y sombras por sobre una de virtualidades laminares y brillos.
La construcción subterránea, destinada a estacionamientos, es de una magnitud similar a la levantada sobre el nivel del suelo. La superficie de estas cuatro y media plantas en subsuelo es de 7.007 m2, donde, aparte de estanques, bodega y recintos de servicio, caben los 252 estacionamientos requeridos, con una ocupación de aproximadamente 27 m2 por auto. Este rendimiento se consigue con una solución de cuatro y medio pisos desfasados, cada mitad de 16m de ancho para dar cabida justa a calles centrales con estacionamientos a ambos lados, comunicados por la rampa de circulación. La ubicación de las columnas de descarga estructural del edificio y de soporte de las losas de subterráneos debió ceñirse a la modulación de estacionamientos de 2,5 m.
El nudo del problema a resolver en el proyecto estuvo en la dificultad estructural resultante del descalce de las plantas de la torre de oficinas respecto de las plantas de estacionamientos subterráneos. Ambas partes del edificio están compuestas y dimensionadas según sus propias leyes específicas. Han de coincidir forzosamente solo en cuanto a la ubicación de la caja de ascensores. El encuentro de ambos órdenes se resuelve en las plantas del primer y segundo piso, que contienen el acceso principal y los secundarios, además de locales comerciales con frente a la calle, en una superficie construida que copa el 75% de ocupación del terreno permitido por la ordenanza.
La asimetría estructural dada por la mayor rigidez propia de los muros portantes perforados del volumen envolvente respecto a la elasticidad de las fachadas de la torre formadas por una sucesión de vigas apoyadas en pilares, reflejada en el distanciamiento entre los centros de rigidez y de gravedad de las plantas, produciría momentos de rotación y oscilaciones en los pisos altos, que fueron neutralizados por una retícula variable de diagonales y pilares capaz de compensar las rigideces del edificio. El diseño de las fachadas de la torre corresponde a la ecualización de las rigideces de un volumen asimétrico, realizado mediante un proceso interactivo con el cálculo estructural tendiente a emparejar las cargas de los pilares cilíndricos que tienen igual sección y similar resistencia, de modo que no quedaran elementos estructurales sobrantes. Es así como las fachadas muestran el diagrama estructural de cargas estáticas y dinámicas, reflejando la condición inestable de nuestro suelo sísmico. La estructura del edificio es de hormigón armado. Este se dejó a la vista en vigas y pilares, mientras que en general, los muros se revistieron en granito gris.
Un edificio de pisos de oficina no requiere de una conectividad interna que pudiera servirse de un vacío unificador capaz de dar cuenta de la totalidad del cuerpo edificado, sino más bien debe cuidarse la independencia entre pisos, lo cual deja el juego de la espacialidad bastante restringido en estos proyectos. Este tipo edificatorio consiste más bien en el levantamiento repetido del suelo en altura, como un loteo vertical. Es entonces, el esfuerzo estructural de este izamiento de pisos sucesivos, la construcción erguida, el tema arquitectónico propio de este proyecto.
Al proyectar esta obra buscamos hacer otra vez el paso sin atajos “de lo útil, por lo verdadero, a lo bello”, según el aforismo de Goethe, para que, fiel a las circunstancias reales de las que surge, y no a iconos estereotipados, pudiera contribuir a forjar nuestra propia identidad.